De los tres museos flotantes en el puerto de Torrevieja, el submarino S-61 Delfín es, sin duda, el más popular. No hace falta mucha imaginación para entender por qué el más antiguo de los tres museos, que abrió al público en 2004, captura la imaginación de tantas personas. El desconocimiento sobre los submarinos tiene un gran atractivo para muchas personas. A bordo de este submarino de la clase Daphne, hay mucho que ver y experimentar para obtener una buena visión de la vida y el trabajo bajo el agua.
Los visitantes se darán cuenta rápidamente de que la vida no era fácil para la tripulación. Los simples hechos hablan por sí solos. En primer lugar, están las dimensiones, que para muchas personas pueden resultar bastante claustrofóbicas. Con una longitud de 57 metros y una anchura de 6,8 metros, gran parte de los cuales está ocupada por máquinas y torpedos, es difícil imaginar que una tripulación de 56 personas permaneciera aquí bajo el agua durante, a veces, hasta treinta días. Los turistas se sorprenden una y otra vez por el tamaño minúsculo de las "habitaciones", duchas, cocina y áreas de vida y trabajo.
La altura es otra limitación. Las personas de estatura media pasarán la mayor parte del tiempo explorando el submarino con la cabeza agachada. Esa es también la razón por la que los miembros de la tripulación no podían medir más de 1,70 metros para ser admitidos. Los comentarios frecuentes de los visitantes también se refieren a la tecnología obsoleta a bordo y al enredo de cables y alambres.
Finalmente, muchos se imaginan el posible mal olor a bordo, producido por 56 personas durante treinta días sin aire fresco.
Tiene sentido que el S-61 Delfín esté amarrado en Torrevieja. Este fue el lugar donde comenzó su servicio activo en 1974. Junto al submarino se encuentra el barco patrullero Albatros III. Esta embarcación fue utilizada por la Guardia Civil durante más de treinta años, hasta 2006, principalmente para actividades de patrulla costera y aduaneras. Aquí, los turistas también pueden aprender más sobre las tareas cotidianas que se realizaban.
El último de los tres museos es una réplica del barco de vela Pascual Flores. Este barco fue construido en Torrevieja y navegaba entre la ciudad y el Caribe, transportando sal. En el viaje de regreso, traía productos como madera y otros bienes comerciales.
Finalmente, en el muelle cerca de los barcos, hay varios objetos interesantes para aquellos que aman la historia militar o marítima. Estos incluyen minas, torpedos, cañones antiaéreos, ametralladoras y anclas.
Para los horarios exactos de apertura, es aconsejable consultar con la oficina de turismo. A veces, el submarino está cerrado al público por mantenimiento. Los visitantes deben medir al menos 1,15 metros. El barco de vela ocasionalmente navega por aguas españolas para promover Torrevieja.