El castillo de Guardamar fue una de las víctimas del devastador terremoto de 1829. La antigua gloria, por supuesto, nunca volverá, pero eso no ha impedido que el municipio se esfuerce por presentar y preservar este vital elemento de su historia de la mejor manera posible. En los últimos años, se ha invertido un millón de euros en el refuerzo de la estructura restante, excavaciones arqueológicas, una mejor accesibilidad y un centro de información donde la historia de la ciudad amurallada y del castillo se cuenta a través de paneles informativos.
Hoy en día, se pueden realizar visitas guiadas para obtener una visión de lo que fue, en esencia, el origen del Guardamar actual. Además, la meseta donde una vez se asentó el castillo ofrece a los visitantes un lugar perfecto para admirar la ciudad y sus alrededores. Los trabajos en y alrededor de la colina han llenado muchas lagunas en el conocimiento sobre esta estratégica elevación. El hallazgo arqueológico de un esqueleto mutilado sin cabeza y con una pierna amputada ha arrojado nueva luz sobre los sangrientos enfrentamientos que debieron ocurrir en el siglo XIII. Durante la Guerra de los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón), se luchó intensamente por la conquista de la colina con el castillo. También en otros tiempos, el antiguo Guardamar fue un objeto codiciado de influencia, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos de la época de la dominación musulmana y de las fortificaciones cristianas de la Baja Edad Media. Como se mencionó: del castillo queda poco más que los contornos donde alguna vez se erigió, pero la historia sigue revelando cada vez más a los interesados la importancia de este rincón de la Costa Blanca.