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Este pequeño pueblo, con sus estrechas calles medievales y una atmósfera morisca, está situado en la frontera con la provincia de Alicante. Un paseo por el municipio lo llevará a través de muchos hermosos y antiguos edificios. La iglesia de San José del siglo XVII es una de las principales atracciones. Tampoco hay que perderse la colorida fuente adornada con hermosos mosaicos. Data del siglo XVI y funciona con agua de fuentes naturales.
Sin embargo, Abanilla es más conocida por la estatua de Jesús de 7 metros de altura en una colina, junto a los restos de una antigua ciudadela musulmana. Una caminata exigente es recompensada con impresionantes vistas del pueblo y sus alrededores.
Caminar en general puede ser muy gratificante en Abanilla. A las afueras del pueblo, los visitantes se encuentran con un paisaje lunar abrupto, formado por una combinación de erosión y extrema sequedad. Una popular ruta de senderismo lleva desde el cercano pueblo de Mahoya a lo largo del río Chicamo. Además de las formas extrañas en el paisaje, los inmensos cactus, almendros, palmeras y un bosque de olivos centenarios crean un área donde los fotógrafos entusiastas tendrán mucho que capturar.
Abanilla tiene algunas bazas culturales. El festival de Moros y Cristianos se celebra anualmente a finales de abril o principios de mayo. El primer fin de semana de agosto está reservado para un festival folclórico con canciones y bailes de épocas pasadas, además de vestimentas tradicionales. La música popular de todos los continentes puede formar parte de esta colorida celebración.
Finalmente, el encuentro de las campanas de los Auroros es un ritual muy antiguo que se revive cada tercer domingo de octubre. Con el repique de campanas y el canto de antiguas canciones populares, cofradías de una amplia región se reúnen ese día en Abanilla.
