Rotondas. Los damos por sentado. O molestarnos enormemente. Algunos intentan evitarlos por miedo a que los demás usuarios de la vía no conozcan las normas de tráfico. Este invento británico está pensado principalmente para facilitar la circulación, pero en España muchas de las más de 15.000 rotondas tienen también una función secundaria. Son puntos de atracción donde los estallidos creativos, el humor, los mensajes y, lamentablemente, también los pensamientos absurdos exigen atención.
Veamos cuáles de estas rotondas nos provocan una sonrisa, asombro, sorpresa o un ceño fruncido. Y en algunos casos incluso se han convertido en atracciones turísticas.
Empezamos en Valencia con una idea bastante tonta de hacer una rotonda especial. La imponente Torre Miramar costó 24 millones de euros en su construcción. Esto la convierte en la rotonda más cara de España. La idea era que este mirador sobre el mar Mediterráneo atrajera grandes multitudes. No, en absoluto. La torre fue cerrada definitivamente después de tres meses. Actualmente es uno de los símbolos más famosos y más odiados de Valencia.
Un poco extraño es el cementerio en el corazón de una rotonda de Madrid. Sin duda el cementerio fue el primero en llegar y hubo que desviar el tráfico para evitarlo. Eso no altera el hecho de que a los familiares de las 119 personas enterradas allí les resultará extraño la idea de que ése sea su lugar de descanso final.
Para un intermedio más desenfadado, se presta atención al tobogán en forma de jirafa inclinada hacia delante. Agradable para los niños, pero es cuestionable si el medio de una rotonda con tráfico veloz es un lugar tan adecuado para un parque infantil.
La localidad castellonense de Benicassim optó por instalar una paellera con un diámetro de 5,5 metros. El mensaje subyacente no requiere mucha reflexión. Al fin y al cabo, la paella es el plato culinario más internacional de la provincia y de toda España. Por eso es lógico que esto se celebre en alguna rotonda en algún lugar.
Uno de los proyectos más ambiciosos y atrevidos se puede ver en Leganés, cerca de Madrid. Una gigantesca "montaña rusa" saluda allí a los usuarios de la carretera. Juguetón y atrevido. Sin duda, muchos automovilistas han pasado por esta rotonda con una gran sonrisa en sus caras.
Al Ayuntamiento de Leganés le gusta decorar las rotondas de forma peculiar. A la entrada del barrio La Fortuna, una obra de acero de 6 metros de altura llama la atención. El artista Máximo Riol diseñó una representación abstracta de un hombre y una mujer desnudos. Pretende ser caprichoso y hacer reflexionar. Y eso difícilmente se puede discutir.
La amabilidad y la cálida acogida para todos son la nota dominante en una rotonda de Valladolid. Hay muchos carteles con la sencilla inscripción hola. Y eso ha sido traducido a 300 idiomas. Prueba creativa de que todos en la ciudad son recibidos con los brazos abiertos.
En Esparragosa de Lares en Badajoz se encuentra la rotonda más grande de Europa. Esta maravilla de un solo carril de 1,3 kilómetros cruza dos puentes en un depósito de agua. No hay arte ni bromas en este caso. Pero es un logro técnico enorme y por eso vale la pena mencionarlo aquí.
Una rotonda en Vigo divide opiniones. En el centro hay una pantalla LED de casi dos metros de altura en la que aparecen todo tipo de mensajes. Una especie de cartel publicitario perdido. Nadie debe dudar del impresionante ingenio técnico y del pensamiento creativo que hay detrás de esto. Sin embargo, varios automovilistas se han quejado porque esto distrae del propósito original, es decir, utilizar la rotonda de forma segura.
Naturaleza y arte se unen en Jaén, donde dos pavos reales gigantes realizados con materiales reciclados alegran una rotonda. Bonita foto y prueba de cómo la reutilización, la belleza y el humor pueden ir de la mano.
Por fin, la divertida y funcional rotonda de Villar de Omaña en León. En esta pedanía de 30 habitantes, un antiguo depósito de agua ha sido transformado en piscina durante unas obras de la carretera. Esta solución única se utiliza principalmente para regar huertos o como reserva de agua en caso de incendio.