Los numerosos molinos de viento blancos esparcidos por las llanuras manchegas posan como faros fotogénicos sobre un fondo de colores naturales. Esa vista, aunque hermosa e inspiradora también, explica solo una fracción del atractivo de la zona para los turistas. La colección de molinos centenarios es mucho más que una interesante inmersión en la historia. La Mancha es ante todo un lugar de peregrinaje. No en el sentido religioso de la palabra, sino como el lugar donde, según muchos, puede situarse la novela más importante de la historia de la literatura.
Hablamos del libro 'Don Quijote', que Miguel de Cervantes escribió en el siglo XVII. Es la historia del caballero andante Don Quijote, que constantemente no logra reconocer la línea divisoria entre realidad y fantasía. El ejemplo más llamativo de esto son los pasajes del libro donde el protagonista ve los molinos de viento de La Mancha como gigantes a los que hay que luchar.
Hay varios lugares de la provincia que arrojan luz sobre Don Quijote y su creador. Un lugar popular para visitar es Consuegra, donde desde una loma se puede ver cómo doce molinos de viento (o si lo prefieres: gigantes) dominan el paisaje llano. Como atractivo adicional, se puede visitar el castillo renovado del siglo XIII, que flanquea los molinos. Cuatro de los molinos todavía están en uso. Uno de ellos, el Sancho, todavía utiliza la maquinaria original del siglo XVI. El molino de Bolero es el único abierto al público. Este molino también sirve como oficina de turismo.
Una 'peregrinación' por la tierra del Quijote puede ser muy extensa. Por ejemplo, también puedes visitar los molinos de viento en el Campo de Criptana donde se realizan visitas guiadas durante todo el año y Mota del Cuervo. O visite la casa donde vivió Cervantes en el pueblo de Esquivias. Esto ahora se usa como museo.
En Ciudad Real se puede visitar otro museo y también una biblioteca con la obra de Cervantes.
Es difícil sobreestimar la importancia de Cervantes y su creación Don Quijote para la historia literaria. En cualquier caso, es revelador que la lengua española se describa a menudo como "la lengua de Cervantes". Esa calificación puede interpretarse con seguridad como el máximo honor.