Trasmoz, un pueblo adormilado en una colina. Al fondo, los picos nevados de la sierra de Moncayo en la provincia de Aragón. Un ejemplo perfecto de un paisaje idílico. Pero las apariencias engañan. Aquí se desarrolló una tragedia que duró siglos, con brujas, superstición, abuso de poder, envidia y venganza. El resultado es que una comunidad próspera del siglo XIII, con más de 10,000 habitantes, se ha reducido a menos de 100 aldeanos. La razón de esto es la maldición que el Papa pronunció sobre todo el pueblo en 1511, excluyendo a sus habitantes de la Iglesia Católica, lo que hizo imposible tanto la confesión como la recepción de los santos sacramentos.
Volviendo al principio. ¿Dónde y cuándo empezó todo? Trasmoz era una comunidad próspera en el siglo XIII. Gracias a la presencia de minas de hierro y plata, así como grandes suministros de madera y agua, el pueblo floreció. Incluso podía permitirse no estar bajo la influencia directa de la poderosa Iglesia Católica. Por ejemplo, no pagaba impuestos al monasterio cercano, algo que a la Iglesia no le agradaba.
Los verdaderos problemas comenzaron cuando los habitantes del castillo de Trasmoz empezaron a enriquecerse fabricando monedas falsas a gran escala. Para explicar el ruido que hacían al resto de la población, difundieron un rumor. Se decía que magos y brujas estaban haciendo sonar cadenas y forjando calderos en los que por la noche se preparaban pociones mágicas. La excusa fue creída, y desde entonces, Trasmoz quedó para siempre asociado con la brujería.
Los persistentes rumores le dieron al Papa la razón perfecta para pronunciar finalmente su maldición sobre todo el pueblo. Y hasta el día de hoy, la Iglesia Católica no ha levantado la maldición.
Para las pocas personas que hoy en día aún llaman hogar a Trasmoz, ha comenzado una nueva fase. El extraño pasado, que resultó en el dramático y a menudo violento declive de un pueblo que alguna vez fue rico, ahora se centra en el turismo. Cada año, en junio, se celebra allí un gran mercado de brujas. Se preparan y venden lociones y pociones supuestamente curativas, que a menudo se dice que tienen efectos alucinógenos. Se recrean escenas históricas del turbulento pasado, y alguien recibe el dudoso honor de ser elegido Bruja del Año.