Reflexiones sobre la palmera datilera como símbolo de unidad

Permítanme reflexionar aquí sobre el valor simbólico de la palmera datilera. La especie de palmera con el tronco largo y esbelto y el dosel que a menudo se despliega a decenas de metros sobre el suelo como un abanico verde, que se mece agradablemente con el viento. Aquí en España, normalmente damos por sentada la palmera datilera. Los árboles exóticos se pueden ver en todas partes, en jardines, calles, parques, a lo largo de bulevares y en plazas. Es bueno saber que Elche y Orihuela tienen los dos bosques de palmeras más grandes de Europa. Pero hay mucho más detrás de la aparente obviedad de la aparentemente ordinaria palmera datilera.

Permítanme continuar mis reflexiones con una afirmación audaz: la palmera datilera es uno de los muy pocos símbolos sobre los que las a menudo conflictivas religiones mundiales están completamente de acuerdo. La palmera datilera aparece regularmente en la Biblia. Por ejemplo, en la descripción de Babilonia y también en un momento en que Jesús bendice las palmeras datileras. En el Corán, el profeta Mahoma declara que "un hombre debe ser tan sincero, honesto y generoso como la palmera". En los escritos de pueblos antiguos como los hebreos, griegos y egipcios, la apariencia física de la palmera datilera se describe como un símbolo de fertilidad y triunfo. Los persas veían en la apariencia de la palmera datilera el símbolo del cuerpo celestial divino. Y luego están las innumerables monedas y pinturas de varios países que representan palmeras junto a monumentos importantes. Este simbolismo subraya la gran importancia que se atribuyó a las palmeras hace siglos.

Pero incluso en los tiempos modernos, no ha perdido nada de su significado. El proyecto más pretencioso jamás realizado para ganar terreno al mar en Dubái tiene, no sin razón, la forma de una gigantesca palmera datilera. The Palm Jumeirah se convirtió en 2006 en el primero de tres archipiélagos frente a la costa del Golfo Pérsico, destacando una vez más el simbolismo perdurable de la palmera datilera.

Solo hay una mancha en la unanimidad interreligiosa. Cuando los españoles finalmente expulsaron a los moros después de siglos de dominación, los derrotados tuvieron que convertirse al cristianismo. De lo contrario, tenían que irse. Muchos de ellos aceptaron a regañadientes, pero colocaron una palmera en su jardín como muestra de su lealtad a la fe islámica. Más allá de eso, la palmera datilera siempre ha logrado unir a personas de diferentes rincones y de diferentes religiones en una apreciación unánime.