Ver ballenas migratorias desde una terraza puede considerarse algo muy especial. Sin embargo, en los últimos años, este espectáculo se ha vuelto bastante común a lo largo de la costa desde Denia hasta Jávea. Junio es el mes en que las ballenas de aleta, la segunda especie más grande del planeta, migran por esta ruta.
En 2023 se avistaron 97 de estos gigantes del océano, y en 2024, más de 60. Según los expertos, al menos el doble de ballenas de aleta deben pasar por esta ruta migratoria cerca de la costa. Después de todo, la migración también ocurre de noche cuando nadie lo ve.
Aquellos que han tenido la suerte de presenciar este espectáculo espectacular de cerca podrán contar lo imponentes que son estos colosos. Este animal relativamente esbelto puede alcanzar una longitud de 27 metros y un peso de 74 toneladas, lo que es más de 10 veces (!) el peso de un elefante macho adulto.
Los científicos aún buscan respuestas sobre por qué las ballenas de aleta nadan tan cerca de la costa. Algunas opciones incluyen la rica biodiversidad en la reserva marina, la ubicación geográfica en la ruta migratoria y los cambios en las corrientes oceánicas.
Otros fenómenos igualmente inusuales están volviéndose cada vez más comunes en otros lugares de la Costa Blanca. Los bañistas en la playa de Campoamor quedaron asombrados cuando vieron a una gran manta raya nadando tranquilamente cerca de la costa en verano. Algo muy inusual, ya que estos animales suelen encontrarse solo en las profundidades del Mediterráneo, donde se alimentan de plancton y peces pequeños.
La más grande de todas las rayas, también conocida como la raya diablo, puede alcanzar una envergadura de 5 metros. Su peso también es impresionante, a veces superando los 1,000 kilos.
No hay una explicación clara para esta raya "extraviada", pero los cambios en las corrientes oceánicas son una causa lógica. Otros lo atribuyen al hecho de que hay menos tiburones debido a la sobrepesca, que son sus depredadores naturales.
Igualmente inusual fue el suceso en junio cuando dos grandes tortugas marinas vinieron a poner huevos en Denia y Gandia. En este último caso, se contaron 62 huevos. Para aumentar sus posibilidades de supervivencia, 7 huevos fueron colocados en una incubadora, mientras que los otros fueron trasladados a una reserva natural protegida para que los bañistas no interfirieran en el proceso natural.